Vilaflor honra a sus lavanderas
Un grupo de mujeres de la Asociación de la Tercera Edad mantiene viva, como atracción turística, la histórica actividad del lavado de ropa en El Chorrillo, que transcurría entre largas tertulias
Llevan desde el año 2013 honrando la memoria de sus antepasadas, aquellas mujeres sacrificadas de las medianías y cumbres del Sur, de familias humildes, que no podían permitirse el lujo de disponer de aljibes para la limpieza de sus ropas y utensilios, y acudían a los lavaderos públicos, por donde discurría el agua procedente de las galerías.
Un grupo de mujeres de la Asociación de la Tercera Edad de Vilaflor de Chasna, en colaboración con el Ayuntamiento, decidieron hace siete años recrear la vida y la labor de las lavanderas en el ámbito rural. Una iniciativa, escenificada en uno de los puntos históricos para el encuentro vecinal, El Chorrillo, que se reveló como un éxito y que ha atraído la atención de miles de turistas a lo largo de este tiempo. Incluso fue distinguida con el Premio Gánigo, que concede el Centro de Iniciativas Turísticas del Sur en reconocimiento al “trabajo voluntario de recreación y puesta en valor del papel de la mujer rural”.
Rosa Amelia García Hernández, tesorera de la Asociación de Mayores y una de las lavanderas fundadoras del proyecto, recuerda, con cierta nostalgia, anécdotas de su madre y familiares sobre “aquellos ratitos, que muchas veces duraban días enteros”. Y es que más allá de restregar con agua y jabón las prendas, la tertulia era el gran aliciente entre las vecinas. “El Chorrillo antes era como el Sálvame de ahora, allí se hablaba de todo y se cotilleaba”, bromea.