Un plan hidráulico, sistemas de reutilización y compromiso ciudadanos, claves para proteger el agua de Canarias
Yuri Rubio, especialista en hidrología, subraya la importancia de dejar de usar agua potable para el regadío, apostando por mejorar los sistemas de saneamiento-reutilización-riego
El agua es imprescindible para la vida, de ahí la necesidad de preservarla y darle la importancia social y gubernamental que requiere como bien de primera necesidad. En Canarias nunca ha sido un recurso infinito. La tendencia en el Archipiélago, motivada por la escasez de lluvias y la necesidad de satisfacer una capacidad hasta dos veces superior a su capacidad natural, ha sido la desalación. Ahora, Yuri Rubio, ingeniero civil tinerfeño especializado en hidrología, pide que se le dé más protagonismo a la gestión del agua, tanto en casa como desde las instituciones, empezando por la elaboración del Plan Hidráulico de Canarias, contemplado desde 1990 en la Ley de Aguas de Canarias pero aún por desarrollar treinta años después.
“En Canarias la tendencia ha sido apostar por la desalación para mantener la agricultura, las industrias, la vida de los ciudadanos y de los millones de turistas que nos visitaban anualmente”, dice Rubio.
La totalidad del agua que se consume en Lanzarote y Fuerteventura procede de la desalación, dice el ingeniero, que añade que en Gran Canaria el 86% del agua para consumo humano es desalada, con más de 45 que aportan a los sistemas de la isla cerca de 80 millones de metros cúbicos de agua cada año. Tenerife es la isla con más recursos hídricos, pero aún así el 47% del consumo de los hogares procede de la desalinización a través de la osmosis inversa.