Un paso al frente en la lucha contra la contaminación por nitratos en las aguas españolas
PUIBLICACION LAURA F. ZARZA – FOTOS: PABLO GONZALEZ CEBRIAN
Como el constante goteo del agua que a su vez desgasta la piedra más dura, este contacto de nacimiento a muerte con sustancias químicas peligrosas puede resultar al final desastroso”, escribió Rachel Carson (1907-1964), bióloga marina y zoóloga, en su libro Primavera silenciosa. Corría el año 1962 cuando se publicó el libro que denunciaba los efectos nocivos que para la naturaleza tenía el empleo masivo de productos químicos y hoy, sesenta años después, parece que hemos aprendido algo.
El ciclo del nitrógeno es uno de los circuitos biogeoquímicos más importantes para el equilibrio de la vida en la Tierra, pues involucra a todos los seres vivos, al suelo y a la atmósfera. A través de una larga cadena de transmisión que hace que los seres vivos puedan fijar el nitrógeno a partir de su forma gaseosa (N2), las plantas lo obtienen a partir de las sales de nitrógeno (Nitratos) disuelto en el agua, cuya abundancia en el suelo favorece la productividad vegetal. Sin embargo, el problema reside cuando este ciclo natural se ve alterado por una aportación excesiva de compuestos nitrogenados que no pueden ser absorbidos por las plantas u otros seres vivos y pasan a formar parte de las aguas, provocando consecuencias nefastas sobre el medioambiente y siendo un peligro para la salud humana.