¿Qué es la huella hídrica y cuál es su importancia en la agricultura?
La huella hídrica es un indicador que define el volumen total de agua dulce usado para producir los bienes y servicios producidos por una empresa, o consumidos por un individuo o comunidad. Mide en el volumen de agua consumida, evaporada o contaminada a lo largo de la cadena de suministro, ya sea por unidad de tiempo para individuos y comunidades, o por unidad producida para una empresa. Se puede calcular para cualquier grupo definido de consumidores (individuos, familias, pueblos, ciudades, departamentos o naciones) o productores (organismos públicos, empresas privadas o el sector económico).
Componentes de la huella hídrica
El total de la huella hídrica de un individuo o un producto descompone en tres elementos:
- Azul: Es el volumen de agua dulce extraída de un cuerpo de agua superficial o subterránea y que es evaporada en el proceso productivo o incorporada en un producto.
- Verde: Es el volumen de agua de precipitación que es evaporada en el proceso productivo o incorporada en un producto.
- Gris: Es el volumen de agua contaminada, que puede ser cuantificada como el volumen de agua requerida para diluir los contaminantes hasta el punto en que la calidad del agua esté sobre los estándares aceptables.
¿Para qué sirve medir la huella hídrica?
- Cuantificar la magnitud de la cantidad de agua utilizada y los riesgos potenciales a los que se enfrenta un sistema productivo.
- Para generar conciencia de dónde y cómo se utiliza el recurso hídrico.
- Para tomar mejores decisiones sobre cómo manejar el recurso hídrico y gestionar procesos.
- Participación en políticas locales y nacionales de sostenibilidad ambiental y productiva.
¿Cuál es su importancia en la agricultura?
A nivel mundial, la actividad agrícola usa alrededor del 70% de toda el agua consumida en el planeta y se calcula que en los próximos años, debido al aumento poblacional y los patrones de consumo, la cantidad de agua necesaria para producir los alimentos, fibras y biocombustibles requeridos por la población, incrementen el uso del agua hasta en un 55%. El indicador de huella hídrica en la agricultura puede permitir establecer políticas y acciones concretas para ahorrar agua en el sector que mayor requerimiento del recurso tiene.
¿Cómo se logra cuantificar la Huella Hídrica en sistemas agrícolas?
El Convenio ‘Clima y Sector Agropecuario Colombiano‘ suscrito entre el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con el apoyo de CCAFS está cuantificando la huella hídrica en sistemas agrícolas seleccionados. El objetivo principal es desarrollar e implementar metodologías para la medición del uso del recurso en los tres componentes de la Huella Hídrica y adaptar estas metodologías a cada sistema productivo.
- Para cuantificar la Huella Hídrica azul se hace necesario instalar aforadores o contadores de caudal que permitan cuantificar el agua proveniente de una fuente superficial o subterránea.
- Para cuantificar la Huella Hídrica verde se hace necesario contar con informaciónclimática diaria que permita hacer seguimiento a los niveles de precipitación, una vez se cuenta con el valor de agua lluvia y mediante el uso de lisímetros se puede cuantificar el total del agua evapotranspiración.
- Para cuantificar la Huella Hídrica gris se hacen monitores continuos a la calidad del agua que ingresa y sale del sistema evaluado los principales contaminantes productos de la fertilización.
Finalmente se hace un seguimiento a la producción en cada ciclo productivo y hace poder asociar cual es el gasto de agua por cada kilo o tonelada de producto producido.
¿Qué estrategias se han desarrollado según los diferentes cultivos (maíz, arroz y papa) para disminuir la huella?
En arroz, se evalúa la eficiencia en el uso del agua en un sistema de producción tradicional comparando con un sistema de producción bajo el programa AMTEC (Adopción masiva de tecnologías) de FEDEARROZ. Este se basa en promover un manejo agronómico adecuado para cada sitio-especifico a partir de un diagnóstico y planificación de la producción. En términos del recurso hídrico, busca reducir el uso y contaminación del agua mediante una adecuada preparación del suelo y la cuantificación y control de los caudales de riego durante todo el ciclo del cultivo.
En papa, de la mano con FUNDESOT en Cundinamarca, se evalúan sistemas de producción convencional de papa y esquemas de agricultura de conservación que se fundamenta en tres principios básicos: labranza mínima o preparación del suelo, mantener el suelo con cobertura permanente, rotación de los cultivos con abonos verdes y uso racional de insumos. En Nariño, junto con BIOFUTURO, se realiza la evaluación comparativa de la producción de papa bajo tres esquemas: preparación del terreno con tractores y en el sentido de la pendiente, el ‘guachado’, y el guachado diagonal a la pendiente y con fertilización orgánica. El guachado es una práctica ancestral que a diferencia del sistema de siembra mecanizado, para preparación del suelo y demás labores incluida la cosecha, solo se usa una herramienta manual “azadón” para formar los guachos con mínima disturbación del suelo. El nombre proviene del quechua wachay, que significa campo de cultivo, formado por cespedones
cortados y doblados, para formar guachos. En los dos departamentos se cuantifica la pérdida de calidad y fertilidad de los suelos, el agua de escorrentía y la perdida de nutrientes en ella y la productividad.
En maíz, Junto a FENALCE se está haciendo una evaluación bajo diferentes realidades productivas como herramienta para determinar la sostenibilidad productiva y ambiental del cultivo en cinco zonas maiceras de Colombia. Este diagnóstico, este permitiendo ajustar prácticas e identificar puntos clave en el manejo del agua por parte del gremio y así disminuir la huella hídrica de la producción del cereal a nivel nacional.
Resultados preliminares e impactos
En arroz, se ha demostrado que la metodología AMTEC genera un menor consumo de agua para el establecimiento del cultivo con una reducción del 70% del uso del agua en los primeros riegos comparado el manejo tradicional. Esto implica que con el agua que se establece una hectárea en el manejo tradicional, se pueden establecer entre 2 y 3 hectáreas en el manejo AMTEC. Adicionalmente, se vienen estableciendo parámetros de manejo de los caudales de riego y control de los mismos, así como una concientización por parte de agricultores, regadores y técnicos sobre la cantidad de agua adecuada para un riego. Estos ahorros de agua con iguales o mayores de producción en el manejo AMTEC comparado con el esquema tradicional pueden generar ahorros de agua que podemos estimar entre un 30 y 40% para todo un ciclo productivo.
Al evaluar la Huella Hídrica en papa bajo el esquema de agricultura de conservación se ha encontrado una disminución del 28% en el uso del agua comparado con el esquema de manejo tradicional. Es decir, que para producir un kilo de papa bajo el manejo tradicional se gastan 290 litros de agua mientras que en el manejo de conservación se requieren 210 litros. Adicionalmente, los agricultores de papa de conservación generaron una menor huella hídrica gris en un 45% en comparación a los productores en manejo tradicionales, es decir que mientras un productor tradicional requiere 60 litros de agua para diluir a niveles aceptable los contaminantes generados en el proceso productivo de un kilo de papa, los productores bajo el esquema de agricultura de conservación requieren solamente 33 litros de agua para diluir contaminantes del mismo kilo de papa producida, gracias a la estrategia de un uso racional de insumos como fertilizantes.
En maíz, mientras que a nivel mundial se estima que en un país como Colombia se necesitan cerca de 2.705 litros de agua para producir una tonelada de maíz, al medir directamente la Huella Hídrica en campo se encuentra valores significativamente menores cercanos a 1.500 litros de agua por cada kilogramo de maíz producido. Por otro lado la generación de conciencia sobre el uso del agua ha sido un resultado de impacto, ya que al tener un valor exacto de la cantidad de agua empleada en cada riego, los productores involucrados en el proyecto van generando sus propias estrategias para la reducción del gasto y hacer sus sistemas de riego más eficientes.
¿Para qué sirve esa huella hídrica, que estrategias se pueden derivar después de saber esa huella?
Las utilidades son múltiples y dependen del nivel de análisis, al realizar una medición comparativa puede identificar y recomendar alternativas productivas sostenibles. A nivel Individual, tanto productores como consumidores, pueden ser conscientes de las cantidades de agua usadas y necesarias para diluir los contaminantes del proceso productivo agropecuario y de su consumo.
A nivel gremial o asociativo, el uso del indicador sirve como medio de diagnóstico y herramienta para la mejora de procesos, generando el uso de tecnologías o manejos eco-eficientes en sus sistemas productivos, y una cultura de producción con responsabilidad social y ambiental.
A nivel estatal se puede influir en la generación de políticas sectoriales informadas y que permitan mitigar los efectos del cambio climático. A nivel nacional, Colombia siendo uno de los países con mayor disponibilidad de agua fresca en el mundo, al hacer una gestión responsable del uso del recurso en el sector agropecuario, podría posicionarse como un país responsable y pionero en la implementación de acciones que mitiguen los efectos del cambio climático.
La socialización de los resultados de los estudios de huella hídrica puede incentivar la generación de grupos de consumidores mejor informados y conscientes, los cuales a su vez podrían llegar a buscar los productos con una menor huella.
La medición de la Huella Hídrica proyecta para hacer de Colombia un país más más sostenible y competitivo en la producción agrícola.
Fuente: mihuelladevida.org/ http://www.iagua.es/