Cómo puedes aprender a interpretar las señales naturales que nos envía el agua
Cuando la noticia de un naufragio le llegaba a los habitantes de la costa de Kaʻū, el distrito más sureño de Hawái, los lugareños acudían a esperar que las olas les trajeran los cuerpos de sus seres queridos.
Pero no se dirigían a la misma playa; se dividían dependiendo de su estatus social.
Los de alta alcurnia iban a una y los demás, a la vecina.
No se trataba de una superstición ni de una convención social.
Lo que pasaba era que a la playa Ka-Milo-Pae-Ali’i tendían a llegar los restos de los miembros de la clase alta. No por nada su nombre significa algo así como “las aguas turbulentas arrojan a la costa a la realeza”.
Así que te puedes imaginar lo que pasaba en la playa llamada Ka-Milo-Pae-Kanaka o “las aguas turbulentas arrojan a la costa a los comunes“.
Las corrientes estaban separando los cuerpos de los más opulentos gordos de los de los más pobres y delgados.
Esta es una de las anécdotas que nos cuenta Tristan Gooley, un navegador natural, quien es un experto en lo que el actor y presentador de documentales de viajes Michael Palin describió como “algo que nunca debimos haber olvidado”.
De los charcos al océano
Gooley le acaba de dedicar un libro lleno de maravillas sobre el agua, más precisamente a cómo aprender a entender qué está pasando sobre y bajo ella, observándola.
En “Cómo leer el agua” cuenta que los navegadores árabes tradicionales llamaban este conocimiento isharat; los isleños del Pacífico lo llaman kapesani lematau o “la sabiduría del agua” o “la conversación del mar”.
Estos últimos han asombrado a los marineros occidentales durante siglos.
“Captain Cook los vio en Tahíti en 1774”, cuenta Gooley, “cuando vio a 330 buques y 7.760 hombres salir a la mar. Junto con sus compañeros quedaron ‘perfectamente pasmados de la admiración‘”, dicen escritos de la época.
“Sin usar mapas, compás o sextante, los isleños del Pacífico encontraban su camino en enormes áreas del océano, valiéndose enteramente de su interpretación de las señales naturales”.
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