“Nos hemos acostumbrado a vivir pendientes del agua”
Desde las ventanas de su casa en la Colonia de Montecarmelo, Ebilio Gómez tiene una panorámica de la ciudad donde las cuatro torrespresiden el horizonte. Es el contraste entre el lujoso exterior y la precariedad en la que vive: lleva los últimos 50 años sin agua corriente. El centenar de vecinos que vive en esta colonia ha tenido que ingeniárselas para tener agua en sus casas: bidones, pozos, aljibes. Mecanismos de antaño que se han vuelto indispensables para estos habitantes que viven a menos de seis kilómetros de la zona económica de la ciudad.
Cuando Gómez, de 65 años, se mudó con su familia a una parcela de Montecarmelo en 1964 no tenía ni siquiera luz. La situación es mejor que la de entonces, pero sigue siendo difícil de sobrellevar. “Yo tengo mi propio pozo, pero en verano no tiene agua suficiente. He tenido que aprender a racionar y a vivir con poca agua”, cuenta este encofrador ya jubilado. En la parte de atrás de la casa, entre gallinas y perdices, una placa metálica a ras de suelo esconde un pozo de 12 metros. Una bomba sube el agua por los canalones que luego la reparten por las distintas partes de la vivienda. Todo ha sido una construcción manual de Gómez.
Carmen Gil y su marido, Paco, también han tenido que adecuar su hogar a las necesidades diarias de agua. Además de un gran pozo, la pareja cuenta con un aljibe de reciente construcción. Una tapa separa a la familia de uno de los bienes más deseados en la Colonia de Montecarmelo: 3.000 litros de agua.
Reparto de agua dos veces por semana
Dos veces por semana, los martes y los viernes, un camión del Ayuntamiento con 18.000 litros de agua hace una ruta por toda la colonia. Reparte el cupo correspondiente a cada vivienda: 750 litros por persona a la semana. Una cifra que, según explica Gil, a veces resulta insuficiente, especialmente en verano. “Yo tengo animales y hay que darles de beber, cambiarles el agua. Aquí nos hemos acostumbrado a vivir pendientes del agua”, reconoce esta madrileña que lleva 12 años en la colonia.
Para recibir la ración municipal, los vecinos deben completar una serie de trámites como empadronarse o registrarse en Asuntos Sociales para demostrar la necesidad de este cupo. Durante dos años, por un error de actualización, la familia de Gil no estuvo en el listado de casas en las que había que repartir el agua. “Bajábamos y subíamos a una fuente pública que hay abajo con cubos. Fue entonces cuando construimos el pozo”, cuenta.
Otros vecinos que no están empadronados, como Julián Contreras, aprovechan el agua de lluvia. Unos canalones la conducen hasta dos bidones, donde se almacena hasta que Contreras la utiliza para regar su pequeño jardín. A 20 minutos andando de allí tiene su sede la Real Federación Española de Golf.
Sin desagües
Como no hay agua corriente, tampoco hay desagües. Una dificultad que los vecinos han tenido que solventar con fosas sépticas o pozos ciegos, que una vez repletos se vacían en terrenos exteriores colindantes. Para Contreras el estado en el que se mantiene esta colina es uno de los principales problemas: “Somos el preparque del parque de Fuencarral y hemos tenido seis incendios en un mismo verano, tenemos una ladera llena de desechos, basura y chatarra extendida por todo el terreno”. Los vecinos denuncian un abandono por parte del Ayuntamiento y la Comunidad.
En febrero de 2014 los residentes en esta Colonia se reunieron con la Junta Municipal de Fuencarral-El Pardo, quienes desconocían la situación en la que se encontraban. Con el actual Gobierno todavía no se han puesto en contacto, pero les consta que la Asociación de Vecinos de Montecarmelo ha hecho llegar a la Junta de distrito su reivindicación de que alguien se ocupe de “las necesidades básicas” que tienen “como cualquier ciudadano de Madrid”.
La mayoría de estas viviendas se encuentran en un vacío legal, ya que estaban permitidas cuando fueron construidas alrededor de 1940; sin embargo ahora la ley prohíbe la construcción en esta colina por formar parte del Parque de la Cuenca Alta del Manzanares. Contreras cree que lo que les espera en un futuro es la expropiación, pero hasta entonces pide que “por favor tengan la zona un poco cuidada”.
Fuente: http://ccaa.elpais.com/