El agua, un elemento indispensable para el ser humano, un bien escaso al que muchos le han perdido el valor y que, sin embargo, ha permitido el desarrollo de Civilizaciones, Imperios y Reinos hasta nuestros días. Allá donde había agua, los pueblos y ciudades podían prosperar y para Canarias, por su geografía insular, tiene en ella una importancia mayor. Por ello, los hermanos Sánchez, Eduardo e Isidoro, ingenieros tinerfeños y el consultor Manuel Méndez, presentan el libro ‘Memorias del Agua en Taoro y Perú’, un repaso por la Historia y la importancia de esta a un lado y al otro del océano. Y es que, “un pueblo que no tiene memoria está perdido”.
‘Memorias del Agua en Taoro y Perú’, para no olvidar la Historia
La obra, de los hermanos Sánchez y Manuel Méndez, recorre las sendas de La Orotava y las huellas del agua en Perú
Casa del agua, en la zona de Aguamansa, La Orotava.
Para reconocer su valor, los hermanos Isidoro Sánchez y Eduardo Sánchez, junto a Manuel Méndez, han escrito la obra ‘Memorias del Agua en Taoro y Perú’, que será presentado este jueves, a las 19:00 horas, en el Salón Noble de Sesiones del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava. Un reconocimiento, no solo a la existencia de la misma, sino al universo que gira en torno a ella, a un lado y al otro del océano.
Uno de sus autores, Isidoro Sánchez, cuenta que esta obra forma parte del proyecto Hydro-Orotava, que vio la luz el 1 de diciembre de 2014, cuando se cumplían 120 años de la aparición de la energía hidroeléctrica en La Orotava. Sin embargo, Taoro va mucho más alla, “no se puede entender si no incluimos al Puerto de La Cruz y a Los Realejos”.
La obra forma parte del proyecto Hydro-Orotava, que vio la luz el 1 de diciembre de 2014, cuando se cumplían 120 años de la aparición de la energía hidroeléctrica en La Orotava
“Recordar es vivir”, escribió Octavio Paz, y por ello, ‘Memorias del Agua’ es un modo práctico de continuar avanzando hacia el futuro, manteniendo vivo y presente el pasado. Un pasado cargado de historia, donde un simple elemento, fue capaz de hacer próspera a toda una comunidad (el Valle del Taoro), a todo un país (Perú).
Dos rincones separados por miles de kilómetros pero unidos por Humboldt, un explorador alemán que, tras su paso por La Graciosa y posterior escala en Tenerife, en 1802 puso rumbo a las colonias españolas en América y descubrió en Perú las infraestructuras hidráulicas diseñadas por los aztecas. Ahí reside el nexo entre ambos puntos, el agua.
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