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Memorias de Don Eulalio Pérez Hernández sobre el agua en Barlovento

Las duras condiciones de los trabajos que se abordaban en las galerías del municipio hicieron que en alguna ocasión hubiera accidentes fatales.

El esfuerzo que costó perforar las galerías en sus inicios es algo que las actuales generaciones no podrían rememorar si no es por las vivencias de personas como Don Eulalio. Era una época en la que no se trabajaba con maquinaria, sino todo a brazo. El tesón de estos hombres, de una manera u otra ha quedado grabado en cada palada, en cada barreno. Una memoria tangible que queda ahí para el disfrute actual y futuro de los barloventeros.

Don Eulalio nace en 1928 en Barlovento, residiendo en el barrio del Lomo Romero junto a su familia, donde la escasez de la época hacía que se pasaran muchos trabajos para vivir el día a día.

Su vinculación con el agua comienza a los 23 años, concretamente en febrero de 1951, donde comienza a trabajar en la obra de la galería del Caldero de Meleno. Esta galería da comienzo en 1942, teniendo como primer propietario a Don Domingo Hernández Torres.

La galería del Caldero de Meleno tenía como encargado de la misma a Don Jaime Concepción, casado con Doña Sotera Martín. Este matrimonio durante 4 años vivió en la casa de la galería, donde comenzaron incluso a criar a su primer hijo.

Aún se conservan en la casa de la galería los restos de jardines que Doña Sotera sembraba de flores y la pileta o pila de lavar la ropa.

Don Eulalio, a los 3 o 4 meses de estar trabajando de operario fue propuesto para realizar labor de capataz de cuadrilla. Era un trabajador responsable, aunque en un principio pensó que quizás otros trabajadores lo merecieran más que él. Al fin y al cabo, él ya estaba integrado, como si perteneciera a este fin, por lo que aceptó el cargo.

Durante un año y algunos meses estuvo trabajando de capataz de cuadrilla en el frente, promediando de 24 a 25 metros al mes, a brazo. Comenzó cobrando a 25 pesetas las 10 horas limpias de trabajo. Sus compañeros de cuadrilla fueron los operarios Felo, Peraza (El gomero) y Telesforo.

La responsabilidad del aprovisionamiento de la galería residía en Don Jaime, siendo este el que llevaba el material hasta la instalación, haciéndose responsable de la pasta (dinamita), muy controlada por las autoridades.

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