Los agricultores instalan paneles solares para bombear agua de riego
Adelo Medina y Mariano Cárcel son dos agricultores de la localidad valenciana de Venta del Moro que están sirviendo de ejemplo a otros profesionales y empresarios del campo con las soluciones solares que adoptaron para asegurar el suministro de agua a sus cultivos sin necesidad de pagar por el consumo de energía foránea ni depender de compañías de suministro de corriente o combustibles. Sólo dependen del sol, que entre nosotros luce con plenitud casi todos los días del año, especialmente en verano, que es cuando realmente se precisa regar o es más necesario el aporte de agua.
Adelo y Mariano decidieron hace un par de años -cada uno por su cuenta y en lo suyo- instalar paneles fotovoltaicos para mover las bombas de riego de sus respectivas explotaciones vitícolas, en el término municipal de Venta del Moro. En ambos casos se trata de bombas sumergidas que extraen el agua del subsuelo, aprovechando acuíferos pobres pero suficientes para aportar los modestos caudales que precisan.
Las mismas bombas funcionaban antes con generadores eléctricos movidos por motores de gasoil, ya que la contratación de electricidad de la red era inasumible; los tendidos quedan lejos y exigían fuertes inversiones que les quedaban fuera de toda opción realista. Esto era cuando sólo cabía comparar la elevada inversión necesaria del tendido eléctrico y podría haber incertidumbre sobre la efectividad de la alternativa de los paneles fotovoltaicos por no conocer experiencias cercanas; hoy no queda duda, la decisión tomada les resulta idónea. No solo tienen fiabilidad y suficiencia en el servicio sino que se ahorran las facturas mensuales y después de un tiempo de mantener los generadores de gasoil, ‘por si acaso’, han acabado prescindiendo de ellos porque no los usan.
Mariano Cárcel tiene 7 hectáreas de vid y saca el agua de menor profundidad, por lo que su bomba sólo es de 10 kilovatios y necesita muchos menos paneles, que están ubicados sobre el techo de los almacenes de la finca. Obtiene un caudal de 6.000 litros por hora y riega directamente a goteo, con varios sectores, sin pasar por balsas intermedias.
En ambos casos, los paneles fotovoltaicos suministran también electricidad para las casas y los automatismos necesarios para el riego.
Miguel Ángel Mejías y José Luis Moya, que representan a la firma de paneles Exiom, aseguran que los dos agricultores de Venta del Moro amortizarán las inversiones realizadas en cuatro o cinco años, teniendo en cuenta las facturas de combustible o electricidad de red que tendrían que pagar para contar con igual servicio.
En usos como los de riegos agrícolas, que no son continuados a lo largo de todo el año y de una misma jornada, resulta cada vez más problemático el suministro eléctrico de la red por las constantes subidas de tarifas. Los aumentos han sido especialmente notables en el concepto de potencia contratada, porque es el tramo de la factura que más se ha encarecido y que se paga independientemente del consumo, por lo que se gravan los costes generales de cultivo incluso en los largos periodos en que no se necesita para nada regar.
Miguel Ángel Mejías señala que, por esta razón y por el notable abaratamiento de los paneles fotovoltaicos, está creciendo la demanda con rapidez en toda España, pero sobre todo en el medio rural, tanto para riegos agrícolas de todo tipo como para granjas de animales y también viviendas aisladas y pequeños núcleos habitados.
El panel fotovoltaico que hasta hace pocos años costaba fácilmente 600 euros hoy igual se compra por 100. Con el perfeccionamiento de las tecnologías y el aumento de la demanda han caído los precios a la sexta parte en todo el mundo, lo que a la vez está alimentando que suba más el interés por el autoconsumo energético con paneles solares.
Hoy es factible contar con una instalación de este tipo con precios de alrededor de un euro por vatio o poco más. Depende del tamaño, porque hay utillaje común que cuesta igual para instalaciones pequeñas o grandes. Pero lo evidente es que resulta rentable, incluso sin subvenciones y con una normativa oficial que en España no estimula el autoconsumo. El mayor atractivo es que en algunos casos se llega a amortizar el gasto en solo tres años.
Fuente: http://www.lasprovincias.es/