Lluvia de millones para mejorar la gestión del agua en España
Más de tres cuartas partes de las demandas de agua en España provienen del regadío (80,5 %), muy por delante del abastecimiento urbano (15,5 %) y la industria (4 %), sin embargo, existe un equilibrio muy frágil entre el agua que dispone y la que consume: mientras que las demandas han ido en aumento, los recursos hídricos disponibles en muchas cuencas de la Península Ibérica se han reducido entre un diez y un veinte por ciento durante la segunda mitad del siglo XX. Si bien la mayor parte de la demanda del país se satisface con los recursos hídricos superficiales, en algunas regiones es necesario recurrir a la extracción de las aguas subterráneas, así como la utilización de tecnologías no convencionales como la reutilización y la desalación para suplir las demandas y paliar los déficits.
En España existe un equilibrio muy frágil entre el agua que disponemos y la que consumimos
No obstante, son muchos los frentes abiertos en lo que a la planificación y gestión del agua se refiere. Según destaca el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPPC), la región mediterránea resulta especialmente sensible a los impactos del cambio climático, lo que supone una alta probabilidad del deterioro de los ecosistemas fluviales, la disminución de la seguridad hídrica de las demandas y usos del agua y la intensificación de episodios de inundaciones y de sequías.