La sed de La Gomera
Un artículo de Ventura del Carmen Rodríguez
Si hay una batalla que la ciudadanía de La Gomera y de Canarias hemos tenido que luchar a lo largo de la historia, ésta es, sin duda, la del agua. Cada isla la ha ido resolviendo a su manera, pero no cabe duda de que crear y explotar las infraestructuras necesarias se antoja como imprescindible para un mejor desarrollo de nuestra isla.
En La Gomera, el problema de la sequía se ha resuelto momentáneamente gracias a la borrasca conocida como Filomena, por lo que desde la política, no podemos tener la tentación de apuntarnos el tanto. El anuncio publicitario del Consejo Insular de Aguas de La Gomera con estas lluvias, por ejemplo, podía haberse realizado en otra época para crear conciencia sobre la gestión del agua.
Frente a la incomodidad que la climatología a veces nos provoca, nos encontramos la alegría colectiva de una sociedad sedienta de lluvias que cambian el panorama económico. Las redes sociales se han inundado de la alegría por los barrancos y cañadas cargadas de agua, algo que necesitábamos urgentemente, y parece que volvemos a épocas anteriores, en las que los inviernos eran lluviosos y recogíamos agua suficiente para afrontar las cosechas de la primavera y verano, e incluso del otoño, antes del siguiente invierno.
De esa manera, se garantizaba el cultivo de frutas, verduras y hortalizas destinadas al autoconsumo y a la venta en los mercados y tiendas locales. Ahora, el objetivo debe ser potenciar el consumo local, disminuir la importación de todo lo que se pueda producir aquí, y aplicar las propuestas europeas de consumo km 0, productos de proximidad, bajar contaminación, etc, habiendo comprobado en esta pandemia el riesgo de desabastecimiento que pudiera producirse.