La ley climática echa a andar en el Congreso
La ley de cambio climático y transición energética del Gobierno ha superado su primer escollo, una enmienda a la totalidad presentada por Vox, con el apoyo de todo el resto del arco parlamentario e inicia así su andadura por el Congreso
El negacionismo climático no tiene casi apoyo en el Congreso de los Diputados. El proyecto de ley de cambio climático y transición ecológica, con el que el Gobierno quiere impulsar el coche eléctrico y las energías verdes, ha superado su primer examen parlamentario tras ser rechazada una enmienda a la totalidad de Vox, que pedía la devolución del texto al Gobierno sin plantear ninguno alternativo. La apuesta normativa verde del Ejecutivo para este 2020 inicia así su tramitación parlamentaria, un proceso que, según la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durará hasta final de año.
Por lo menos, el inicio de la andadura legal ha comenzado con buen pie: todos los grupos que han intervenido en el pleno de la Cámara Baja se han mostrado en contra de la propuesta de Vox, a excepción del Foro Asturias. Todo el resto del arco parlamentario, de derechas o izquierdas, independentistas o constitucionalistas, ha preferido apoyar la ley por “la importancia de la evidencia científica” y porque existe la posibilidad de aplicarle modificaciones a través de enmiendas parciales.
La diputada de Vox Mireia Borrás Pabón, encargada de presentar esta enmienda a la totalidad, ha asegurado durante su intervención que el proyecto supone un “intervencionismo exhaustivo del Estado en la vida económica y un incremento brutal del gasto público”, además de “una promoción autoritaria de las energías renovables y una cruzada contra los combustibles fósiles”. Borrás ha manifestado que, aunque su grupo “carece de posición propia sobre cuestiones climatológicas”, su rechazo se debe a “consideraciones elementales de supervivencia nacional”, ya que implica “imponer el ideario intervencionista, liberticida y gravemente empobrecedor” del actual Gobierno.
El tono negacionista de Vox no ha sentado muy bien a la vicepresidenta Teresa Ribera, que ha sido la principal encargada de defender la ley asegurando que en ella “ni hay alarmismo climático ni se trata de una nueva religión”, sino que “responde a alertas de la ciencia y demandas de la sociedad”. Ribera ha pedido “tomarse en serio la emergencia climática” y ha insistido en que la ley ofrece “un marco flexible pero comprometido con las generaciones del mañana” y por ello ha invitado al resto de grupos a “mejorarla y reforzarla” para “facilitar su rápida adopción y vigencia”.