La iniciativa privada mantiene el interés en explotar las aguas subterráneas de Tenerife
El Consejo Insular de Aguas tiene contabilizadas 1.520 excavaciones en el subsuelo realizadas por la iniciativa privada para la obtención de agua (1.122 galerías y 398 pozos), de las cuales el 41% (482 galerías y 146 pozos) suministran agua, proporcionando el 84% de todo el consumo insular y aportando una media de 148,85 metros cúbicos al año, lo que demuestra que la iniciativa privada “en ningún momento ha perdido interés en continuar con su actividad”.
Así lo ha señalado la Cámara de Aguas de Tenerife en un escrito dirigido al consejero insular de Aguas, Manuel Martínez, a raíz de unas recientes declaraciones en las que afirmaba que la merma del caudal aportado por aguas subterráneas obedece, entre otros factores, a la falta de interés por esta actividad por parte del sector privado, al elevado coste de la perforación y las exigencias derivadas de la seguridad, además de la alta salinidad de las captaciones, sobre todo, de los pozos.
La Cámara de Aguas ha señalado que el sector de las aguas privadas de Tenerife “sigue y seguirá apostando -como ha hecho en los últimos siglos- por la producción de agua subterránea, pese a la realidad de los problemas cuya existencia reconoce el consejero insular y vicepresidente del Consejo Insular de Aguas, que en su mayor parte comparte la Cámara, pero que no constituyen los únicos, ni los mas importantes para coartar la actividad privada secular”.
En el escrito, la Cámara indica que si han sido 1.520 excavaciones realizadas por la iniciativa privada para obtener agua subterránea y solo el 41% siguen produciendo, “no puede discutirse el interés y el esfuerzo de los particulares en la solución de un problema tan esencial y que en otras regiones con ríos, embalses y mayor pluviometría se resuelven por las administraciones públicas, al menos desde la Ley de Aguas de 1879”. La entidad se preguntó qué pasó con las 1.096 galerías y pozos que no producen agua o que nunca la produjeron pese a perforar 5.000 o mas metros en su busca, si a lo largo de los años los puntos de excavación pasaron de 1.520 a 624 como se afirma.
Según la Cámara, “pese a tantos fracasos o frustraciones, aún hoy se sigue perforando e invirtiendo en obtener nuevos caudales o mantener el volumen de los existentes. La iniciativa privada, en ningún momento ha perdido interés en continuar con su actividad, en línea con su contribución desde los principios de la historia de las islas, y de forma más intensa en estos últimos cien años, de manera eficaz y sostenible”.
Sin embargo, la institución coincide con el consejero cuando hace mención a la penosidad de los trabajos en galerías y pozos, de la necesidad de implementar las inversiones, maquinarias y medidas de seguridad según se perfora o profundiza, del incremento de costes por presencia de gases mefíticos o anhídrido carbónico, y considera cierta la conclusión a que llega de que “todos estos condicionantes han provocado que se encarezca el trabajo en el interior de las galerías”. La Cámara de Aguas participa de su afirmación de que el agua subterránea “es básica en Tenerife y que actualmente el 84% de los recursos que se consumen son de origen subterráneo y el resto de desalación y reutilización de aguas residuales”.
RAZONES DE INSATISFACCIÓN.
Admitido todo esto, desde la Cámara se aprecian otras razones de insatisfacción en las comunidades de aguas y partícipes que el consejero no ha citado, entre ellas, que lo que fue un derecho de propiedad a perpetuidad del alumbrador sobre las aguas alumbradas, la Ley Nacional de Aguas/1985 y en ejecución de la misma la vigente Ley Territorial 12/1990, de 26 de julio, lo convirtió en un uso o disfrute transitorio de los caudales alumbrados o por alumbrar que se acaba en 2040, a partir de cuyo momento todas las aguas serán efectivamente públicas, pues aunque existe la posibilidad de obtener una concesión, están en el vacío los términos de ésta que, como toda concesión dependerá de la discrecionalidad de la parte concedente.
La Cámara de Aguas también ve insatisfactoria la actividad que despliega el Consejo para resolver las peticiones que se le formulan por las comunidades en expediente de diversa índole de los que aquél deba conocer (autorizaciones para recuperar caudales, rigor en la aplicación de los nuevos y más restrictivos criterios del planeamiento hidrológico, etc.), así como la intervención de otras administraciones en materia medioambiental que tardan tanto tiempo en resolverse, que cuando se supera el problema de esta naturaleza se ha caducado o vencido el periodo concedido para ejecutar las obras y ha de reiniciarse el proceso.
La institución critica que el silencio administrativo negativo en toda la materia de aguas “deja inermes a los administrados, que nada pueden hacer mientras no se dicta resolución, que suele superar el periodo para resolver”. Y añade que la propia actividad del Consejo en la desalación y reutilización de las aguas residuales y el próximo incremento de unas y otras, sólo a criterio de la Administración, constituyen “una amenaza sobre el status que ha venido manteniéndose por muchos años; actividades contra las que no está la Cámara de Aguas, aunque ha pedido al Consejo que el desarrollo de las mismas, especialmente las desaladas, no repercuta negativamente sobre las aguas privadas en explotación”.
La Cámara estima que el sector es “estratégico” y que como tal debería contar con el apoyo “explícito” y las garantías suficientes para que siga siendo viable invertir en el mismo con la debida implicación de las administraciones públicas para facilitar esta actividad, desde el punto de vista de garantizar posibles inversiones a futuro por medio del marco legislativo correspondiente, desde el punto de vista fiscal, hasta la concesión de ayudas acordes a la importancia de la actividad que el sector presta en la satisfacción de una necesidad esencial.
PLAN URGENTE.
Desde la Cámara se viene pidiendo un plan urgente de saneamiento y depuración para Tenerife, que sumado a medidas para erradicar las pérdidas de agua de las redes de abastecimiento público (recordar que hay un amplia extensión de redes municipales que pierden mucho más del 50% del agua distribuida) y contando con la producción subterránea de agua haría innecesario el funcionamiento de las desaladoras.
Desde la perspectiva medioambiental, la entidad detalla que las galerías no tienen consumo eléctrico porque el agua sale por gravedad y recuerda que depurar consume 1 kW/h por cada m3, mientras que desalar consume 5 kW/h por cada m3, por lo que “si se repararan las pérdidas en las redes de abastecimiento municipal y se estimulara la producción de agua residual, no serían necesarias las desaladoras que están funcionando, ni las que están en proyecto, ni las que entrarán en funcionamiento próximamente”.
Según la Cámara, “si se depuraran los 120.000 m3/día de agua que se vierten al mar, además de reducir el impacto medioambiental, seria un volumen incorporable en usos agrícolas que harían que la isla se abasteciera en el 100% con agua subterránea; incluso se podrían parar pozos o permitir que la agricultura que no puede sembrar todo lo que quisiera por falta de agua, produjera sin problemas, mejorando el paisaje y potenciando una actividad muy creadora de empleo”.
la Cámara Insular de Aguas de Tenerife considera que sus razonamientos ponen de relieve que el sector “no ha caído en ninguna situación de dejación o abandono de sus instalaciones, que sigue invirtiendo en aquellas obras de previsible rentabilidad y fundamentalmente, en el mantenimiento de unos caudales esenciales para la supervivencia de los seres humanos y sectores económicos de la isla”.
Fuente: El Día