La Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos en el desarrollo de Canarias
De los 18 emplazamientos que planteó en 1980 el Plan de Balsas del Norte de Tenerife, solo se ejecutaron embalses en una decena de ellos, los de mayor capacidad, desistiendo en la construcción de los restantes, cuatro de ellos por encontrarse dentro de cauces de difícil tratamiento, tres emplazamientos por el rechazo de núcleos poblacionales cercanos y el último, porque la extracción de tierras con destino a la roturación agrícola se llevó por delante ese emplazamiento.
Curiosamente –quizá porque si lo hubieran hecho antes no se habrían construido–, no fue hasta la finalización de las obras de los primeros embalses en el año 1987 cuando el Cabildo de Tenerife, como beneficiario de los mismos, se planteó seriamente su gestión.
Cabría destacar aquí la gran habilidad que tuvo la Corporación en aquellos momentos para lograr involucrar a los propietarios de las aguas para que adujeran aquellas hacia los embalses y, una vez allí, reportarlas a los agricultores en las épocas estivales de mayor demanda. Destreza que supuso la creación, en noviembre de 1988, del organismo autónomo local Balsas del Norte de Tenerife, BALNORTE, que amplió su radio de acción con vistas a asumir las infraestructuras incluidas en el Programa de reutilización de las aguas depuradas de las ciudades de Santa Cruz y La Laguna, así como a ampliar sus fronteras a todo el territorio insular. En marzo de 1992 se modificaron sus estatutos pasando a llamarse Balsas de Tenerife, BALTEN.