La escultura humana de un paisaje que crea una depuradora natural
Una investigación desvela cómo la intervención de los regantes canarios de Lomo Morín ha generado una purificadora de agua, acelerado formaciones geológicas y desarrollado un sumidero de CO₂
Pocas veces la acción humana va vinculada a efectos beneficiosos en la naturaleza. Sin embargo, en Tenerife (Canarias), los regantes de Lomo Morín han conseguido esculpir un enclave donde, usando el agua como cincel, han transformado un problema en una oportunidad y generado un laboratorio natural que acelera procesos geológicos de miles de años para reducirlos a solo cuatro décadas. Un estudio liderado por la directora del Instituto Geológico Minero de España (IGME), Ana María Alonso Zarza, y publicado en Anthropocene, ha desvelado cómo las actuaciones para aprovechar el agua de la zona para riego han creado una extraordinaria depuradora natural, formado impresionantes formaciones rocosas y generado un sumidero de CO₂.
El agua es un bien preciado. Es la base de la vida. Los agricultores de la falda de Lomo Morín la tenían cerca y la canalizaron para utilizarla en sus cultivos. Sin embargo, los primeros intentos de conducir el agua mediante tuberías fracasaron por la calcificación de los conductos y porque el agua llegaba con exceso de iones que no la hacían apta.
En vez de luchar contra la naturaleza con grandes obras, decidieron aprovecharla, aliarse con ella. Canalizaron el agua que llega a galerías subterráneas tras filtrarse por las rocas volcánicas que conforman la isla y ricas en dióxido de carbono (CO₂). Por medio de un canal que circula por la superficie, llevaron el agua a una ladera con una pendiente alta y así se formó la cascada de Lomo Morín. De esta forma, según detalla la investigación, de la que forman parte los geólogos Ramón Casillas, de la Universidad de La Laguna, y Álvaro Rodríguez-Berriguete, de la Complutense de Madrid, los regantes consiguieron la desgasificación mecánica del CO₂ y, con ella, la precipitación de calcita sobre la ladera.