04-Regadio-en-San-Sebastian-1933

La cuestión del agua en La Gomera. Capítulo 3: Comunidades de Regantes

La aparición de las primeras comunidades de regantes en La Gomera tuvo lugar en el período comprendido entre las dos guerras mundiales. Estos órganos de gestión del agua se crearon en los valles del norte y el oeste, estando controlados por los grandes propietarios de tierras.

Los grandes propietarios de tierras fueron los promotores del cambio de sistema de riego que supuso el paso de la tradicional dula al turno de horario. Una variación que implicaba la desvinculación del agua de los campesinos y que se formalizó dentro de los cauces de la “legalidad” en el momento en que se constituyeron las comunidades de regantes (en la segunda década del siglo XX) como órganos de gestión del agua controlados por esos mismos agentes. Era el movimiento lógico del sistema de producción terrateniente imperante en la isla. Un sistema en que obligatoriamente tenía cabida el Estado, pues éste se animó a participar activamente en la política y gestión del agua a partir de la década de 1930. Pero, este proceso no fue pacífico ni confortable para la gran propiedad. En varios lugares de la isla el pequeño campesinado se levantó en heroicas luchas, como en Valle Gran Rey, donde a pesar de entregar vidas en el intento, logró mantener vivo el sistema de riego secular ante las pretensiones de los agro-exportadores de la costa y el complaciente Estado terrateniente-burocrático.

Hermigua

Hermigua, municipio pionero en la introducción del plátano en La Gomera y donde mayor desarrollo tuvo, fue donde se creó la primera comunidad de regantes en 1916. Fue impulsada por los grandes propietarios locales con el objeto de reordenar el sistema de riego, mediante el cual, aumentar los rendimientos de las fincas de plataneras que tenían situadas en el tramo final del valle, zona que reunía las mejores condiciones geográficas y de localización. La nueva entidad la denominaron Comunidad de Regantes del Valle de Abajo, y una vez establecido el cambio de riego en la misma, presionaron para establecerlo en la zona alta. Se ponía así la primera piedra en el proceso de corporativización del agua. Los propietarios que venían utilizando el agua a partir del derecho consuetudinario, al cederlo en favor de la comunidad dejaban de ser los beneficiarios directos del mismo.

En un principio, esta organización sólo gestionaba las aguas de los barrancos de Liria y Monteforte, donde sustituyeron la dula por el turno de horario. Por su parte, otros cauces (El Cedro, Aceviños, La Madera, La Meseta y La Calle) se mantuvieron en régimen de dula hasta 1938, momento en el que se aunaron a aquella para generar la Comunidad de Regantes del Valle de Hermigua. Desde entonces, la mayor parte del riego del municipio, a excepción de algunos pequeños ámbitos y enclaves marginales, quedó controlado por esa nueva comunidad y, por extensión, por los grandes propietarios de la localidad.

Agulo

Agulo fue el siguiente municipio en el que se efectuó la expropiación del agua comunal. Aquí también fue la gran propiedad local la que pilotó hábilmente el proceso a través de la figura de omnipresente cacique del pueblo y máximo exponente de la gran propiedad en Agulo: Leoncio Bento [1]. Este terrateniente y miembros de su familia llevaban tiempo tratando de reorganizar el sistema de riego, a pesar de que gestionaban el agua como si fuera privada, así que no dudaron en apropiarse de ella en cuanto tuvieron la oportunidad de hacerlo. Por las condiciones topográficas del municipio, los lugares más apropiados para cultivar el plátano quedaban reducidos a la zona baja, en las tierras ubicadas en torno al casco de Agulo y las laderas de Lepe, sectores en los que la familia Bento tenía bastantes propiedades.

Leer más – Gomera Noticias