¿Cómo influyen el hombre y el cambio climático sobre la contaminación del agua?
Las aguas costeras cercanas al intenso desarrollo humano son más propensas a recibir “la contaminación de patógenos” que viven en tierra, entre los que pueden estar virus, bacterias y parásitos, según un estudio reciente de la Universidad de California, Davis, enEstados Unidos. Según el trabajo, los niveles más altos de precipitaciones y desarrollo elevan el riesgo de que organismos causantes de enfermedades se vayan hacia el océano.
El estudio, publicado recientemente en ‘Nature Scientific Reports’, es el fruto de años de trabajo de un consorcio de investigadores dirigido por el Centro de Salud de la Vida Salvaje Karen C. Drayer de la Escuela de Medicina Veterninaria de la Universidad de California Davis y el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California. Se pidió a los científicos que descifraran el misterio a finales de 1990, cuando un parásito alojado en los gatos, ‘Toxoplasma gondii’, causó muertes en nutrias de mar a lo largo de la costa de California.
Los gatos salvajes y domésticos son los únicos anfitriones conocidos de ‘T. Gondii’. El parásito puede arrojar estructuras semejantes a huevos infecciosos, llamados ooquistes, en sus heces. En el suelo, el agua dulce y el agua de mar, estos resistentes ooquistes pueden sobrevivir, durante más de un año en algunos casos, infectando a los animales y a las personas.
Los niveles más altos de precipitaciones y desarrollo elevan el riesgo de que organismos causantes de enfermedades se vayan hacia el océano
El último estudio desarrolla un trabajo anterior de seguimiento del parásito para ver cómo el cambio en el uso de la tierra inducido por el hombre y las precipitaciones podrían estar afectando al paso de patógenos de la tierra al mar.
“No se trata sólo del ‘Toxoplasma’ –dice la autora principal, Elizabeth VanWormer, investigadora post-doctoral en la Universidad de California Davis en el momento del estudio–. Los seres humanos, animales domésticos, animales callejeros, el ganado o los animales salvajes pueden arrojar patógenos que pueden llevarse desde la tierra al mar en las escorrentías después de las lluvias. La forma en que desarrollamos nuestras costas urbanas y rurales -añadiendo personas, animales domésticos y superficies duras como el hormigón y el asfalto– puede aumentar el flujo de estos patógenos en los estuarios y océanos“.
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