Greenpeace denuncia las graves consecuencias de la falta de previsión en la gestión del agua en España
Greenpeace reclama que España aplique políticas de prevención, ahorro y optimización de los recursos hídricos
Mañana, 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua con el lema “El agua y el empleo” para mostrar cómo la cantidad y calidad de agua transforma la vida de las personas. Este recurso fundamental está amenazado por el cambio climático y por la mala gestión (sobreexplotación y contaminación). Greenpeace quiere destacar que España no es ajena a estos problemas y que debe trabajar activamente para preservar todas sus masas de agua.
El cambio climático hará que los periodos de sequía y escasez de agua se conviertan en crónicos en buena parte de la península Ibérica. Por ello, las consecuencias ambientales, sociales y económicas de la falta de previsión en la gestión del agua serán dramáticas si no se toman medidas urgentes.
España tiene que aplicar políticas de prevención, ahorro y optimización de los recursos hídricos. No tiene sentido seguir planteando el desarrollo de un país o una región mediante la oferta ilimitada de un recurso cada vez más escaso y valioso como el agua. Más, cuando los ríos son actualmente las cloacas donde terminan buena parte de nuestros residuos.
Mala gestión y contaminación
Históricamente España ha basado su política hídrica en una oferta ilimitada de agua. En un país donde este recurso es limitado y está sujeto a fuertes fluctuaciones como consecuencia de las sequías (y del cambio climático), supone un error que causa graves afecciones a los ecosistemas acuáticos y provoca también una gran tensión social.
“La política de oferta de ‘agua para todo’ es suicida y debe acabarse. Si queremos agua en cantidad y calidad suficiente debemos cuidar nuestros ríos y acuíferos y racionalizar el consumo”, ha declarado Julio Barea, portavoz de Greenpeace. “Recordemos que no todo el caudal que circula por los cauces está a nuestra disposición, pues una parte importante debe dedicarse a caudales ecológicos, que permiten preservar los ecosistemas acuáticos de los que luego dependeremos para abastecernos de agua”, ha añadido.
Esa política de oferta sin límites ha llevado a España a ser el país con más embalses “per capita” del mundo, unos 1.300. En las últimas dos décadas se han construido y puesto en explotación 214 presas más y a pesar de ello siguen los problemas de abastecimiento.
A esto, hay que sumar un número indeterminado de pequeñas represas (azudes) y una docena de trasvases que producen una fuerte segmentación y artificialización de la práctica totalidad de los cauces. El resultado de ello es la pérdida del poder de autodepuración y regeneración natural de los ríos, perjudicando seriamente a las masas de agua y a los ecosistemas que dependen de ellas.
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