Cómo funciona la gota fría que sacude al Mediterráneo
Cuando un catalán, levantino o mallorquín oye “gota fría” se le ponen los pelos como escarpias y se prepara para lo peor. Eso significa lluvias torrenciales, ramblas desbordadas, grandes daños materiales y a veces también personales. Es quizá lo más cercano al mayor temor que tenían los galos de “Asterix y Obelix”, que el cielo cayera sobre sus cabezas.
En otros lugares del mundo tienen tifones o huracanes, en el Mediterráneo afortunadamente no tenemos esos fenómenos, pero si tenemos este singular fenómeno.
Pero técnicamente hay un error de base, una gota fría no tienen por qué provocar lluvia, de hecho la mayoría de las veces no lo hace. La gota fría no es el desastre en sí mismo, sino solo uno de los ingredientes de la receta.
El término “gota fría”, o su equivalente en inglés “Cold Air Pool”, son traducciones del primer término que se usó para definir este fenómeno, “Kaltlufttropfen”, que la definió de esta manera: “Depresión acentuada, sin reflejo al nivel del suelo y solo apreciable en niveles altos, con el aire más frío en su parte central”.
¿Veis?, no dice nada de lluvia, eso vendrá más adelante.
Pero debido a las diferentes traducciones, algunas mal hechas o confusas, el término empezó a “degenerar”. Por eso el Instituto Nacional de Meteorología de España, introdujo el concepto de DANA, que son las siglas de Depresión Aislada en Niveles Altos.
¿Pero entonces que es una “gota fría” o DANA?
Vamos por partes, la primera es saber que es la “corriente de chorro”.
Seguramente muchos de vosotros habéis estado dentro de una y no lo sepáis. Los aviones, sobre todo en vuelos transoceánicos, usan esta estrecha corriente de aire frío (principalmente la corriente polar que es más intensa) que se sitúa entre los 7.000 y 12.000 metros de altura, como una autopista que les permite ir más rápido ahorrando combustible. La parte principal de la corriente tiene de 1-5 km de ancha y puede viajar a velocidades de 160 km/h.
Esta corriente de aire frío se produce por la llamada circulación global atmosférica, que es debida a las diferentes temperaturas de la superficie de la tierra y a su rotación.
Aunque la corriente principal usada por los aviones es muy estrecha, hay toda una gran masa de aire frio (más frío de lo que correspondería por su altura) que se sitúa habitualmente por el norte de Europa, como vemos en la imagen a continuación en tonos más fríos y remarcado por una línea más gruesa.
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