“Es una leyenda negra que el acuífero de Tenerife haya bajado a la mitad”
“Si siguen implantando desaladoras no vamos a depender de Endesa sólo para la energía eléctrica, también para el consumo de agua. Es una barbaridad que el consejero de Transición Ecológica diga que son el futuro”
Carlos Soler Liceras, doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en la especialidad Hidráulica y Energética, académico de la Real Academia de Medicina de Zaragoza. Nunca pasa desapercibido.
Lleva tantos aciertos en su carrera como especialista hidráulico, descubriendo importantes emanaciones y nacientes de aguas en Canarias, como desencuentros con las políticas de los Consejos Insulares de Agua. A poco que salen a relucir salta como un resorte con respuestas meditadas que parecen haberse ido mascando a lo largo de los años a base de experiencia empírica.
La primera pregunta es obligada, sobre todo tras saber que los municipios de la Isla Baja y de la comarca de Icod han pedido conciencia a sus vecinos para evitar cortes de suministro, mientras sigue al alza la demanda y reserva de piscinas hinchables para sobrellevar el verano del coronavirus.
Para Soler “es el chocolate del loro”.
Él entiende que quien de verdad consume agua es la agricultura, y sobre todo el sector del plátano. Recuerda durante esta charla que en su día propuso al Ayuntamiento de El Tanque abrir nuevas galerías y cerrar las que daban agua de mala calidad, algo a lo que “se opuso el Consejo Insular de Aguas”.
Lo dicho sobre la escasez de agua contrasta con otra de sus afirmaciones: “Hay más agua que se infiltra de la que se necesita”.
Así, Soler destaca que el último Plan Hidrológico de Tenerife, que aporta datos de los últimos 30 años, da cifras de 360 hectómetros cúbicos al año y lo que se consume son 160. En islas como La Palma ese mismo factor es cuatro veces superior.