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El uso eficiente del agua marcará el futuro

Los pocos recursos hídricos, junto con la mala calidad del agua y su saneamiento inadecuado, repercuten en la economía y en la sociedad. Agricultura, industrias, energía, suministros públicos, transporte, educación y ocio usan el agua y dependen de ella

El agua limpia es un recurso natural vital no solo para la vida en la Tierra sino también para el bienestar de nuestras sociedades y economía. Pero la gestión que hacemos de este recurso necesario está provocando cambios tan inesperados como dañinos. La desaparición del hielo en los polos y los glaciares montañosos, el calentamiento los efectos del cambio climático tienen una relación directa con el uso del agua y su gestión poco eficiente. Inundaciones, sequías severas, aguas contaminadas y escasez en algunas zonas del planeta son claros ejemplos y protagonistas de desastres naturales cada vez más habituales. Y los datos son concluyentes: las inundaciones y otras catástrofes relacionadas con el agua representan el 70% de todas las muertes relacionadas con desastres naturales.

Para ayudar a mitigar el calentamiento global y sus peligrosas consecuencias, la gestión y el uso eficiente del agua será clave en los próximos años. En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, programa para mejorar la vida presente y de futuro que cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entre ellos, el sexto ODS se dedica íntegramente al agua y tiene como meta garantizar su disponibilidad, su gestión sostenible y su saneamiento para llegar a todos los rincones del mundo.

Es el momento de actuar y aplicar cambios para que el agua libre de impurezas sea accesible para todos, aunque las previsiones apuntan que para el año 2050 se espera que al menos un 25% de la población mundial todavía viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. Los pocos recursos hídricos, junto con la mala calidad del agua y su saneamiento inadecuado, repercuten en la economía y en la sociedad. Agricultura, industrias, energía, suministros públicos, transporte, educación u ocio usan el agua y dependen del agua. La propia naturaleza también depende de ella. Es el elemento clave y su gestión sostenible marcará el futuro, porque además hay suficiente agua dulce en el planeta. Entonces, ¿cómo lograr que tanto la naturaleza como la sociedad tengan acceso a la cantidad de agua potable necesaria?

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