El sector del agua, ejemplo destacado de economía circular
PUBLICACION DE: Lorenzo Dávila
El sector del agua es uno de los más avanzados en la aplicación de soluciones de economía circular, como ocurre con la gestión de las aguas residuales, que permite recuperar recursos hídricos, convertir residuos sólidos en materiales de valor y lograr un rendimiento energético óptimo durante la operación.
Hablar de economía circular es hablar de revertir un modelo económico que ha venido siendo dominante con mayor o menor intensidad desde el principio de la humanidad basado en lo que Jeremy Rifkin denomina la economía extractiva. Esto es cogemos un árbol, extraemos tablones de madera normalizados y generamos en esta operación productiva residuos que despreciamos. Si a esto le añadimos que durante el siglo XX esta economía extractiva entra en procesos de crecimiento exponencial -la sociedad “Kleenex”- llegamos al paradigma productivo dominante que nos conduce irreversiblemente a la destrucción de nuestro ecosistema.
Cambiar un paradigma productivo con la inercia de siglos no es fácil, exige, además de voluntad, una tecnología de vanguardia capaz de mantener productos equivalentes optimizando hasta su completa asimilación los residuos vinculados.
Aquellos operadores que sean capaces de revertir dicho modelo reconduciéndolo a un modelo circular estarían creando tanto capital económico y natural como social.
El primer eslabón y más importante de este cambio de paradigma se encuentra en el diseño. Por poner un ejemplo fácil de entender, si logramos elegir materiales y desarrollar sistemas constructivos que permitan niveles de aislamiento y hermeticidad en las viviendas lo suficientemente elevados como para no requerir calefacción, habremos eliminado los residuos en forma de CO2 de los sistemas actuales. Y esto es posible.
En el caso del agua, por ejemplo, la posibilidad de estructurar redes de aguas residuales separativas facilitaría la reconducción de aquellas aguas menos negras (pluviales de cubiertas, escorrentías o incluso aguas grises domésticas como pueden ser lavabos y duchas). Esto permitiría tratar estas aguas con procesos más eficientes en estaciones depuradoras específicas para reutilizaciones en usos como la agricultura, de especial importancia en un país como el nuestro, que puede ser uno de los mayores exportadores de agua en envases tan ecológicos como una naranja o un calabacín.
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