El derecho humano al agua y el saneamiento: un reto necesitado de impulso e inversión
A pesar de que hace ya una década que la ONU consagró el acceso al agua y el saneamiento como un derecho humano, todavía hay millones de personas que no saben lo que es tener agua potable o un inodoro cerca de casa
Aunque parezca difícil de creer, gestos tan cotidianos como lavarse las manos o beber un vaso de agua del grifo son en realidad un privilegio. Cada vez que dejamos que corra el agua para que esté más fría o más caliente deberíamos recordar que una de cada diez personas en todo el mundo, esto es, más de 785 millones de seres humanos, no tienen acceso a agua potable cerca de su hogar. Y cada ocasión en la que pasamos demasiado tiempo encerrados en el cuarto de baño, sería necesario pensar que una de cada cuatro, más de 2.000 millones de personas, no tiene en su casa algo tan básico como un inodoro.
Para dar más relevancia a estos problemas en la agenda global, Naciones Unidas consagró hace ya más de diez años con su Resolución 64/292 el derecho humano al agua y el saneamiento. Es decir, la necesidad de que las personas tengan un acceso efectivo al líquido elemento y puedan deshacerse del agua sucia con seguridad pasó en 2010 a formar parte del Olimpo de la legislación internacional, con todo lo que esto conlleva a efectos prácticos.
A partir de ese momento, era obligación de la comunidad internacional en general, y de cada Gobierno en particular, el poner los medios económicos y sociales necesarios para hacer realidad el acceso universal al agua y el saneamiento. Un planteamiento que se vio reforzado en 2015, cuando con la promulgación de la Agenda 2030 se crearon los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y establecieron el acceso universal a agua potable segura y asequible como un objetivo propio: el ODS 6.
A pesar de las dificultades que plantea conseguir las metas del ODS 6 y de las terribles estadísticas que todavía resumen a la perfección el reto que queda por delante en materia de acceso a agua y saneamiento, en esta primera década del agua como derecho humano se han logrado progresos significativos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 2010 la población que utiliza servicios de agua potable gestionados de forma segura ha aumentado del 61% al 71%, mientras que el número de personas que utiliza servicios de saneamiento salubres y seguros creció del 28% al 45%.