El ahorro de agua: un objetivo común
Los científicos alertan que el aumento de las temperaturas y la alteración del régimen de lluvias serán los principales efectos del cambio climático en España, algo que puede provocar una reducción entre moderada y severa de nuestras reservas de agua.
Ante esta fundada advertencia, lo mejor que podemos hacer desde ya mismo es reconsiderar nuestra relación con el agua y empezar a adaptarnos al tiempo que nos toca vivir practicando un consumo mucho más responsable de este elemento esencial para la vida. Un consumo equilibrado basado en la eficiencia y el ahorro.
Un ejemplo. El goteo de un grifo, a una gota por segundo, comporta el derroche de 30 litros de agua diarios. Más de 10.000 litros al año. Es importante atajar ese dispendio.
Otro. La mayoría de los usos del agua en el lavabo se pueden realizar con iguales resultados consumiendo la mitad. Si instalamos un aireador en el grifo, un sencillo dispositivo de rosca que se coloca en la boca de salida, podemos reducir el consumo de agua en más de un 50% manteniendo la misma sensación de caudal.
Como ya hemos comentado en este blog, el uso de la lavadora y el lavavajillas genera buena parte del consumo de agua en el hogar. Sin embargo los nuevos aparatos equipados con la última tecnología de ahorro los convierte en unos excelentes aliados para avanzar hacia un uso más eficiente de la energía y contribuir al ahorro doméstico de agua.
En el caso del lavavajillas, los que funcionan con tecnología de bajo consumo (Clase A+ y superior) logran reducir el consumo de agua en más de un 50 % respecto a los que se producían hace sólo una década, y éstos ya eran mucho más eficaces que el lavado a mano. Un aparato equipado con la última tecnología puede realizar un lavado a plena carga con un consumo inferior a los 6 litros de agua, mientras que el lavado a mano de las mismas piezas requeriría el empleo de 40 litros.
Otro de los electrodomésticos que consume más agua es la lavadora. Y estamos ante la misma situación. Un modelo antiguo o poco eficaz (a partir de clase B hacia atrás) puede llegar a consumir casi 100 litros de agua por lavado, mientras que los nuevos modelos clase A++ se quedan por debajo de los 20 litros.
Pero donde podemos obtener un mayor ahorro es en el uso del inodoro. Un hogar de cuatro personas destina a este servicio higiénico de primera necesidad cerca de 80.000 litros anuales de agua potable. Se trata de la misma agua que bebemos o con la que cocinamos nuestros alimentos: es decir, un agua que ha tenido que ser sometida a costosos tratamientos de depuración y canalización. Vale la pena reflexionar un instante al respecto.
Para recortar esa importante partida del agua que consumimos en el hogar existen diversos dispositivos, como por ejemplo la utilización de cisternas de capacidad reducida (6 litros), de cisternas de doble descarga –una completa (6 litros) y otra más corta (3litros)- o que permiten interrumpir voluntariamente la descarga: cuando ha cumplido con su función, se vuelve a apretar el botón y ésta se interrumpe.
Por otra parte, como también hemos comentado aquí, las aguas que provienen de la ducha, la lavadora o el lavavajillas (denominadas aguas grises) se pueden recuperar para el llenado de la cisterna del váter mediante un sencillo sistema de fontanería. Tan solo es necesario desviar los bajantes de los desagües para conducir esas aguas hacia un depósito de aguas grises dotado de filtros desde donde se bombean a su vez hacia las cisternas.
Eficiencia, sentido común y responsabilidad. Esas son las claves para conseguir ahorrar agua y afrontar posibles períodos de escasez sin renunciar a ninguno de sus usos: una tarea a la que todos estamos convocados.
El incómodo verde
Fuente: http://www.elplural.com/