¿El agua potable se ve afectada por la cercanía de pozos petrolíferos o de gas natural?
Un equipo de investigación ha estudiado la calidad del agua subterránea en campos petrolíferos y de gas en todo Estados Unidos. Los casos analizados indican que la respuesta a esa pregunta puede resultar un tanto ambigua: “Depende”.
El equipo de Rob Jackson, profesor en la Universidad de Stanford en Estados Unidos, y experto en los impactos de los combustibles fósiles sobre la salud, ha comprobado que en la mayoría de casos esa proximidad no provoca problemas en el agua potable subterránea. Pero hay algunas excepciones notables, lo cual es preocupante.
Jackson y sus colaboradores han encontrado una serie de viviendas, cerca de pozos en explotación activa, las cuales presentan niveles muy altos de gas natural en el agua potable. El mecanismo de contaminación suele derivar de un problema grave en la integridad del pozo, ya sea en la cimentación usada para aislarlo de la roca circundante y el agua, o en la cubierta de acero que permite que el gas y el petróleo fluyan hacia arriba.
La mayoría de los casos documentados de contaminación de aguas subterráneas fueron causados por pozos mal construidos. Un ejemplo claro de ello se dio en el condado de Parker, del estado de Texas. En ese lugar, la compañía cementó muy cerca de la superficie y en las profundidades del subsuelo, pero no colocó cemento alguno en los 1.200 metros de en medio. La brecha permitió que los gases ascendieran y descendieran libremente como una chimenea y contaminaran el suministro de agua potable.
Leer más: Noticias de la Ciencia