El agua es clave para dar de comer al mundo
Se celebra hoy el Día Mundial de la Alimentación, mientras la ONU recuerda que casi 700 millones de personas padecen hambre. Cabe recordar que una de las claves para garantizar la seguridad alimentaria pasa por el buen uso del agua, centrado en el ahorro, la eficiencia y la reutilización. No olvidemos que el 70% de los recursos hídricos globales se destinan a regar cultivos o al ganado
Alimento y agua siguen siendo, desde el comienzo de la historia, las preocupaciones esenciales de la humanidad. Así lo demuestra una reciente encuesta lanzada por el Foro Económico Mundial en una treintena de países en la que indagaba sobre cuál es el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU que los ciudadanos consideran más esencial.
El resultado es concluyente: para la mayoría de los ciudadanos el ODS 2, Hambre Cero, y el ODS 6, Agua limpia y saneamiento para todos, son los fundamentales entre los 17 ODS de Naciones Unidas.
Precisamente hoy, cuando se celebra el Día Mundial de la Alimentación, es un buen momento para reflexionar sobre la íntima conexión que el agua y el abastecimiento de alimentos tienen en el mundo del siglo XXI.
Desde 1979, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) promueve esta efeméride para reclamar la necesidad de disminuir el hambre en el mundo, propósito que también busca la ONU a través de la Agenda 2030 (ODS2).
El objetivo está lejos de cumplirse. La población mundial actual se estima en 7.700 millones de personas. De ellas, según la FAO, hay 2.000 millones que no tienen acceso regular a “suficientes alimentos inocuos y nutritivos”, estadística que incluye elementos básicos de salubridad y de valor nutricional, y no solo de aporte calórico.
El drama es aún mayor para los 690 millones de personas que sufren directamente hambre; y para los 135 millones de personas en 55 países que padecen hambre aguda y precisan asistencia alimentaria, nutricional y de medios de vida urgente.
Dado el nivel de emergencia, no es extraño que acabe de concederse el Nobel de la Paz al Programa Mundial de Alimentos de la ONU por sus esfuerzos en combatir el hambre a nivel global y, especialmente, en zonas de conflicto.