El agua de nuestros nietos
Cuando era un chaval me gustaban las películas de miedo. Pero lo mejor no era la peli en sí: las escenas de susto acurrucado en la butaca, el suspense de la trama o el acollone de la música. No, lo bueno venía cuando la peli se acababa, al salir del cine, respirar hondo y, mientras seguías oliendo al ambientador Paco Rabanne de la sala, comprobar que los zombis no habían tomado el barrio y ni Freddy Krueguer ni el de la motosierra esperaban en el semáforo.
Ahora en cambio las pelis de miedo han dejado de darme miedo. Ahora lo que me acollona de verdad son los informes que recibo sobre el estado de salud de nuestro planeta. Sé que muchos pensarán que estoy exagerando, pero les aseguro que es cierto. Y entre los más inquietantes están los que hacen referencia a las dificultades de acceder al agua en futuros no muy lejanos, incluso para mediado de este mismo siglo, y aquí, en la región mediterránea.
Según el organismo de la ONU, la evolución del calentamiento global se está produciendo de manera tan intensa y acelerada que, si no actuamos de manera inmediata el acceso al agua potable podría verse en peligro a mitad de siglo en regiones densamente pobladas. Lugares donde hoy el derecho humano al agua está hoy en día absolutamente garantizado y nadie podría prever problemas de abastecimiento.
Habla de nuestras ciudades y señala que, si el aumento de las necesidades de abastecimiento urbano sigue creciendo, entrará en conflicto con otros usos como la energía, la agricultura y la industria, reduciendo a más de la mitad la disponibilidad de agua respecto a los niveles actuales.
Leer más: El diario.es