Desalación, reutilización e innovación para frenar la sequía en Tenerife
La Isla encara el futuro extrayendo agua del mar ante el aumento de la demanda y el menor caudal de galerías y pozos, mientras se reutilizarán las aguas negras de las depuradoras para uso agrícola.
En Tenerife no llueve con fundamento, y sin fundamento, desde el pasado mes de octubre. Nos decía Manuel Marrero, presidente de la cooperativa Cumbres de Abona, que la tierra del sur es tan generosa que con esas lluvias han podido salir adelante, aunque reconoce que los efectos de la sequía serán drásticos, sobre todo por lo que supone el encarecimiento de los productos agrícolas y ganaderos, de los que se dan aquí como los que mayoritariamente proceden del exterior.
Aunque en nuestro Archipiélago llueve mucho menos que en el resto de España, Canarias, gracias a ser innovadora en la desalación, ha podido mantener un servicio inalterable del agua potable, mejorando cada año su calidad y con un coste asumible. Esto, unido a la regeneración de las aguas negras, como hizo la empresa pública Balten, del Cabildo de Tenerife, hace 30 años con el traslado de aguas negras desde Santa Cruz al sur, ha servido para mantener grandes explotaciones agrarias en la zona más árida de la Isla. Una manera de poner freno a la sequía que nos acogota.
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