Del mar a la cumbre: la estrategia de Gran Canaria para recuperar el agua
La elevada extracción de los acuíferos de la Isla ha mermado el nivel freático, que ha descendido hasta los 700 metros sobre el nivel del mar
La principal fuente de agua de la isla de Gran Canaria se seca. El volumen de los escasos recursos hidráulicos del subsuelo de la cumbre ha descendido progresivamente desde finales del siglo XIX hasta situarse en torno a los 700 metros sobre el nivel del mar (la isla tiene una altitud de 1.950 metros), es decir, un tercio de la que existía a mediados del siglo XX, según datos del Plan Trasierra. «Solo nos queda agua subterránea para unas dos décadas», ha alertado la Unión de Asociaciones de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, que encargó dicho documento, dirigido por el catedrático en Ingeniería Mecánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Roque Calero, con el objetivo de revitalizar la zona centro y oeste de la Isla, que tradicionalmente ha subsistido del sector primario.
Sin embargo, desde el Cabildo de Gran Canaria se mantiene la calma: los recursos hídricos han podido estar en «una situación crítica en algún momento determinado», pero «en los últimos 25 años» las desaladoras y el agua regenerada han permitido «frenar la pérdida de los acuíferos», explica Miguel Hidalgo, consejero de Sector Primario y Soberanía Alimentaria en la corporación insular. La isla cuenta con una capacidad de desalación de 104 hectómetros cúbicos anuales y se producen un total de 78,3 cada año: el 89% destinado al suministro y el 11% a la agricultura. Además, añade que el proyecto de la central hidroeléctrica Chira-Soria no solo favorecerá una mayor penetración de energías renovables: «También permitirá invertir el ciclo de la historia» porque «durante años, el agua de la cumbre ha bajado a la costa y la obra posibilitará tener agua desalada que mediante bombeo se podrá elevar y disponer de 700.000 metros cúbicos permanentes para agricultores de cumbres y medianías».