Canarias. Covid-19 y agricultura (III)
Un artículo d Wladimiro Rodríguez Brito.
En unos días nos ha caído un tsunami, y como todo lo que tiene que ver con la naturaleza, tiene un ritmo que nos sorprende, ya que no cuenta con los humanos, con nuestra cultura, y con las demandas de cada día. ¿Estamos ante lo que fue la postguerra en Europa y España?, ¿en Canarias, para cuando 15 millones de turistas?. En lenguaje campesino, pasamos de silla para albarda.
En el quehacer de todos los días es un tsunami del consumismo. Encontramos pueblos sin vacas, pero sí con varios gimnasios, y el esfuerzo, se pone en el parapente, el surf, la Transvulcania, corriendo entre viñas abandonadas enterradas en rabo de gato, y mientras en Fuencaliente al ERTE.
Es mucho lo que nos ha caído de un día para otro. El alegato ¡Esto no es rentable!. Veamos algunos datos: En enero del presente año, volaron cada día en los aeropuertos de las islas 700 aviones, mientras que en mayo hemos tenido en Gando, varios días en los que han pasado menos de 1.000 personas, y en el aeropuerto de El Hierro apenas un par de docenas. Sin embargo, la noticia de la Televisión Canaria del 25 de mayo fue la apertura de los gimnasios herreños.
La canarias vaciada es hija de todo lo anterior (Garafía, Barlovento, Hermigua, Angulo). El mundo rural, las casas rodeadas de zarzas, cañeros, tártagos, en Fontanales, en La Laguna, en Puntallana. Lo que antes era pasto, ahora es combustible, nuestra ganadería se alimenta del mercado mundial, y compite a la hora de comprar forraje con la cabaña ganadera de la Europa rica y de China. Compiten por la soja o el maíz de Brasil, Argentina o Paraguay. Si hay una crisis, cosa habitual en los monocultivos, aquí tendremos otra crisis en alimentos básicos, hasta las gallinas son dependientes.