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Alicante, Murcia, Almería y Canarias se enfrentan a una brusca desertificación

Una investigación española, publicada en la prestigiosa ‘Science’, advierte de que las tierras áridas de todo el planeta están expuestas a una intensificación dramática de su sequedad

Las tierras áridas conforman el 45% de la superficie no acuática del planeta y proporcionan sustento, a través de actividades como la ganadería o la agricultura, a cerca de 2.500 millones de personas. Dado que, además, son especialmente sensibles al cambio climático, los expertos consideran fundamental conocer a qué clase de transformaciones se enfrentan. Un nuevo estudio, realizado en la Universidad de Alicante y publicado en Science, acaba de arrojar luz sobre el problema, aunque su conclusión es preocupante: una vez superados ciertos niveles de aridez, los cambios no serán proporcionales, sino drásticos.

Pese a lo que cabría suponer, la intensificación de la aridez no ocurrirá “poco a poco”, a medida que la temperatura aumente, sino que esta clase de terrenos responderá a los cambios de manera desproporcionada, camino hacia una desertificación más brusca de que se pensaba. Las zonas más expuestas a este proceso son las que hoy ya tienen un clima más árido. En el caso de España, AlicanteMurcia y Almería, en el sudeste de la Península, además de islas como Lanzarote y Fuerteventura son las áreas más amenazadas, según los investigadores.

“Las propiedades fundamentales de los ecosistemas áridos, como la productividad de su vegetación o la fertilidad de sus suelos, responden de manera no lineal a aumentos de aridez, como los esperados con el cambio climático”, explica a EL MUNDO Fernando Maestre, director del Laboratorio de Zonas Áridas y Cambio Global de la Universidad de Alicante, desde el que se ha realizado la investigación. “Cuando se incrementa un poco la aridez, los valores de estas propiedades cambian de manera desproporcionada“, detalla.

La investigación ha detectado tres umbrales -o niveles críticos- en la aridez de los ecosistemas. Una vez que se alcanza alguno de ellos, la intensificación de la aridez se acelera de un modo cada vez más brusco. El primer umbral (aridez con un valor de 0,54, según los científicos) se corresponde con niveles de aridez “parecidos a los que tenemos en el Mediterráneo“, concreta Maestre. Tan pronto como se sobrepasa, las tierras empiezan a perder productividad más rápido. El segundo umbral (0,7) tiene “valores similares a los que encontramos en el sudeste de la Península Ibérica“. Por encima del mismo, se produce una importante pérdida de nutrientes y microorganismos necesarios para el desarrollo de la vegetación.

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