Agua, un insumo que no solo se vende en las industrias
una publicacion de: Mixzaida Peña Zerpa
Un porcentaje del agua que consumimos es embotellada. Tendencia que ha ido en aumento considerablemente en los últimos años a escala mundial por factores subjetivos como el sabor, el olor, la falta de confianza en la calidad del agua del grifo y el marketing por parte de las empresas de agua embotellada (ISGlobal, 2021).
Según cifras publicadas por el OEC (2020), las botellas y frascos de plástico fue el producto número 305 más comercializado en el mundo, por un total de $9,65MM. Entre 2019 y 2020, las exportaciones crecieron en un 1,23%, desde $9,53MM a $9,65MM.
El comercio de las botellas y frascos de plástico representa el 0,058% del total de comercio mundial. Entre los principales exportadores figuran China ($1,94MM), Alemania ($765M), Estados Unidos ($696M), Francia ($435M), y Países Bajos ($390M). Sin embargo, Uruguay, Paraguay y Colombia no se quedan atrás. Mientras, los principales importadores fueron Estados Unidos ($1,42MM), Alemania ($744M), Francia ($634M), Canadá ($516M), y Reino Unido ($400M). Sudamérica no pasa desapercibida con la demanda de Surinam y Venezuela.
Situación que muestra que, en tiempo de pandemia, el consumo de agua embotellada ha ido en aumento a nivel mundial, y Latinoamérica no ha sido la excepción. El problema es más complejo en aquellos lugares que no tienen acceso al agua potable en sus hogares. La investigadora Delia Contreras informó que previo a la crisis generada por la COVID-19, los hogares de escasos recursos destinaban el 15% de sus gastos a la compra de agua embotellada, y después de la pandemia se incrementó hasta un 36% (Pagina Verde latino, 2022).