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El 90% de los grandes embalses está por debajo de su reserva habitual

Recién cerrado el año hidrológico 2016-2017, la situación del agua en España es preocupante: este año ha llovido un 15% menos del valor normal, siendo el octavo año hidrológico con menos precipitaciones desde 1981, según la Agencia Estatal de Meteorología. La gravedad de la situación se atisba también al mirar el nivel de reserva los embalses, indicador clave de los periodos de sequía.

Según el último boletín hidrológico del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), publicado el 10 de octubre, la reserva de agua era de 21.227 hm3, cerca de un 38 % de la capacidad total. Esta escasez la sufren más unas zonas que otras. En el extremo, los embalses de Valdeinfierno (cuenca del Segura) o Cornalvo (Guadiana) directamente están vacíos. De entre los embalses más grandes, Barrios de Luna (Duero) es el que menor reserva tenía en la última semana de septiembre: el 5% de su capacidad.

El estado de cada pantano depende asimismo de varios factores en función de la cuenca en la que se ubique, las condiciones climatológicas o su infraestructura. Por eso, es complicado comparar aquellos que a lo largo de su historia han estado habitualmente a bajos niveles de capacidad, como el de Cenajo en la cuenca del Segura, que suele estar entorno al 40% de su capacidad, con otros mejor parados, como el de Canelles en la del Ebro, que suele superar el 50%. El mapa de arriba muestra cómo de lejos de su valor medio están los 50 embalses con mayor capacidad, que representan el 70% de la capacidad total. Así, la situación de gravedad para cada uno es distinta si se tienen en cuenta los registros históricos de su reserva.

¿En qué situación están los embalses?

Casi 9 de cada 10 de los 50 embalses más grandes se encuentran con una reserva inferior a la normal por estas fechas, teniendo en cuenta la evolución desde su puesta en marcha, la mayoría entre las décadas de los 50 y 70. Especialmente afectados están los de Entrepeñas (Guadalajara), Ricobayo (Zamora), Cenajo (Albacete-Murcia), Buendía (Cuenca-Guadalajara) o Barrios de Luna (León) , con una reserva de más de un 70% inferior a su media histórica en septiembre.

Casos como el de Barrios de Luna en León, principal pantano del sistema del Órbigo, son especialmente flagrantes. De su supervivencia depende la del resto de la zona. Su estado actual, al 6% de su capacidad y casi un 70% por debajo de su nivel normal en estas fechas, es una prueba más de la sequía que drena España. En esta cuenca del Duero, todos los grandes pantanos, a excepción del de Santa Teresa, más se encuentran muy por debajo de su estado habitual.

También Buendía y Entrepeñas dejan el listón de la sequía alto en la cuenca del Tajo, ambos por debajo del 10% de su capacidad y cerca de un 80% por debajo de sus valores normales.

A nivel de cuenca, la peor parada es la del Segura: con las precipitaciones propias del clima mediterráneo, los recursos son insuficientes y las sequías habituales. No sólo es la que tiene un estado medio de la reserva más bajo (del 14%), sino que tiene 287 hm3 menos que su media de los últimos diez años. No es la única en negativo: todas las cuencas se encuentran hoy por debajo de su media, salvo la del Cantábrico Oriental, que se halla un 4% por encima. La demarcación del Duerodeclaró en situación de alerta en junio de este año. Se sumaba a las cuencas del Júcar y el Segura, que llevaban en estado de alerta desde mayo de 2015.

De la sequía meteorológica a socioeconómica

Una sequía, siguiendo al MAPAMA, es un periodo de tiempo, más o menos prolongado, en el que las precipitaciones son inferiores a lo normal. La causa inicial de toda sequía es la escasez de precipitaciones, que lleva a una insuficiencia de recursos hídricos y puede terminar por afectar a las personas y a la actividad económica. Puesto que el nivel normal y la demanda establecida varían de un lugar a otro, no existe un umbral universalmente aceptado para hablar de sequía.

 

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